Estas obeso y no por una decisión estrictamente personal ni mucho menos porque aspiras a convertirte en modelo profesional de Botero. Estas gordito porque hace tiempo que has perdido el interés de cenar con alguien más porque ya no tienes a quien llamar. Te has rendido al peligroso vicio de tragar y tragar porque tu apariencia física es lo último que te importa y está bien.
Pero si quieres importarle a alguien más como me comentas después de cada vaso de licor que bebes desesperadamente, porque no encuentras amor en ninguna mirada (ni siquiera en la tuya cuando te miras al espejo) Sería más sensato que te levantarás de ese sillón que soporta tus más de cien kilos, te movieras un poco y apagarás la televisión.
No sé exactamente cuál es el rollo de tu existencia ni tu plan de vida pero estoy seguro que en ella no quieres estar solo. Lo sé porque después de cada quincena pagas feliz las cuentas a chicas que sólo te buscan para eso: para que les pagues las cuentas pero en las que difícilmente encuentras amor y por eso cada fin de mes, con tu peor voz, me cuentas muy triste lo misio y vació que estas.
A nadie en tu oficina le has contado, pero lo sé sin estar en ella que hasta en verano sueles usar camisas mangas largas porque tienes unas huellas en las muñecas que te da vergüenza mostrar. Un día las vi de casualidad y pensé que eras emo. Pero Luego de conversas y de intercambio cultural-musical llegue a la conclusión que no podías ser uno de ellos porque no vistes regularmente de rosa, pero principalmente porque no existen emos obesos.
Te causas daño consciente e inconscientemente al cortarte con navajas sin afilar por una pena existencial. Así como te causas daño al comer con él único propósito de engordar sin encontrar felicidad en ello. Te causas daño al beber tragos baratos y pagar a mujeres para que disimulen, de mala manera, un poco de amor contigo. Te haces daños cuando ya no te miras al espejo para ver como luces y no sabes que aunque luzcas mal siempre habrá alguien dispuesta a encontrarte genial pero que está lejos de tu sillón reclinable, el play station y del monitor.
Por esa extraña amistad que nos une y que también nos separa, déjame darte un consejo que no es necesario cumplir al pie de la letra porque no soy un experto en la materia (para eso está la Dra. Carmen de “El Trome”) y principalmente porque yo detesto emitir y recibir consejos. Pero estoy seguro que nada te cuesta levantarte más a menudo de ese sillón-cama en el que paras acostado como marmota en celo y moverte un poco más. A nadie le va a incomodar que te des un par de vueltas a la manzana, ya sea arrastrándote y si puedes, caminando. ¿Quién sabe? A lo mejor el amor de tu vida también se le ocurrió salir a correr esa misma mañana y por algún motivo están destinados a encontrarse, ya.
Dejar de jugar play station. Juega fútbol real. En serio, no hay chica que se pegue tanto con el play. Sería la mujer perfecta y eso, ya se sabe, no existe. Pero quizás si exista la chica que está lejos de la pc y del internet y está en el mismo bar que tú y no las notado porque estas bebiendo como si el fin del mundo fuera inminente o porque estas gastándote el sueldo en tipas que al día siguiente no van a recordar tu nombre ni tu rostro. Ponte tu mejor traje. No busques el amor pero si trata de encontrar a la chica correcta que como tú está sentada en un rincón esperando que te acerques sin miedo y la saques a bailar.
Deja de hacerte daño y deja de cortarte las venas. Córtate el pelo, afeita esa barba de árabe, prueba los lentes de contacto y tira esos bifocales ridículos que nunca vas a ser el próximo Bukowski (el próximo Bukowski soy yo, si me permites la idiotez), elimina esos brackets de nerd que sigues usando hace cinco años sin resultados. Vende el play, frecuenta a tus amigos que ya se van a olvidar de ti, aumenta tu circulito social. Cómprate unas vans y bota esas tabas negras de cole que no combinan con nada. Deja tu vida virtual por internet y vive una real porque de lo contrario la soledad se seguirá apoderando de ti y créeme, nadie elige estar solo. La soledad es quien te va a elegir.
Y por favor, antes que alguien empieza a quererte: No olvides quererte mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario