Por muchos años llevo manteniendo la teoría de que hay una razón por la cual el esfuerzo, el tiempo y la gravedad no te permiten ni te permitirán bajar de peso. Y no es una cuestión de salud como te aconsejan médicos y familiares ni mucho menos un asunto estético que hace mucho ya dejaste explícitamente marginado y aclarado con tan sólo ver tu closet repleto de ropa que te gusta (sólo a ti) pero que no te queda.
Yo sospecho que hay un motivo mucho mayor e incluso más sensato y racional (casi divino) que a continuación paso a explicar: Nadie puede quitarte esos kilos de más porque si se van, ya no tendrías tanto espacio para todos los abrazos que la gente te quiere dar. Y me consta, que no son pocos. Es más, te debo tantos que ahora mismo deberías castigarme por estar aquí escribiendo y no andar pegado a tu cintura.
Entonces de ahí el fracaso de todas la dietas aburridas que lo único que hacen es torturarte. Por ello, es dinero y tiempo tirado al tacho las tantas visitas al endocrinólogo que ya debe estar cuestionando su profesión pues sus diágnosticos respecto a tí, nunca son acertados. Y ni que decir del arsenal de máquinas adquiridas para intentar perder calorías pero que sólo consiguieron, gracias a ti, modificar su uso para las que fueron creadas. Así tenemos, cerca a tu habitación en casa, un moderno gimnasio con máquinas elípticas que han olvidado ya para que sirven y otros modernos aparatos que los sobrinos se han encargado de transformar en poderosas naves espaciales.
Por eso y sosteniendo mi teoría, deduzco que por todo ello y más no puedes bajar de peso y esta totalmente justificado. Porque de lo contrario ¿Cómo podría caber tanta fe? ¿Cómo podría explicarse tanta fuerza de voluntad? ¿Tanto espacio para querer? ¿Cuantas ganas de creer? Porque sólo de esa forma puedo explicarme como tienes tanto espacio y corazón para creer en mí. Incluso cuando yo no creía en mí. Sólo de esa manera puedo entender como sin quererlo, estoy contagiado de tú energía infinita y como sin serlo, eres la mejor Mamá del mundo.
Ahora entiendo y espero que entiendan, que no habrá una razón poderosa para perder peso. Porque tú siempre elegiste antes de ser sirena, ballena. Porque escogiste cuidarnos cuando nadie te lo pidió y decidiste guiarnos cuando andábamos perdidos. Y lo mejor fue que nunca te sentiste obligada. Puede arriesgarme a decir que más bien, lo hacías feliz. Porque eso hacen las hermanas. Porque eso te hacía madre.Eso te ha hecho para mí: Gigante.
Y ahora que estas lejos, te pido por favor que no vayas a perder un kilo menos y si puedes, trata de ganar kilos demás. No te imaginas como te extrañamos en casa. No sabes los abrazos que te aguardan al llegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario