viernes, 19 de julio de 2013

N° 2 de la lista.

Yo sospecho, pero tú con un poco de mala memoria, podrías confirmar ¿el porque? o ¿el qué? nos mantuvo tanto tiempo en guardia. En guerra no declarada. En insultos y sacadas de ancho. En pequeñas humillaciones y raras venganzas que con el tiempo se fueron perfeccionando y se volvieron una maldita costumbre. Hasta ahora, sólo es mi punto de vista, quisiera ser certero. Quisiera escribir la verdad. Pero tú la sabes, y esta vez ya no puedes hacerte la loca. Ya no sirve echarle la culpa al gato; porque siempre supe lo que sabes: Soy tu hermano menor. 

¡Aja! Te destrone. Te quite el lugar de hija consentida. Me robe la atención. Me lleve el show. Pero en serio te juro, y no te puedo mentir, porque entre mentirosos no nos podemos engañar: Fue sin querer... lo siento. Por suerte, entre tú y yo, la brecha de paz estaba en nuestras otras hermanas. ¿Qué seriamos de nosotros sin ellas? Posiblemente titular de primera plana de diario chica: "Loco mete cuchillo a hermana insoportable". Si todo tiene sentido en esta vida, con toda justicia y derecho nosotros teníamos que ser cuatro... 

... Pero tú siempre fuiste la número 2. Y eso debe ser el mayor consuelo. Porque yo vengo de atrás, lejos. Con paso lento, a tu sombra, detrás de ti. Recojiendo lo que desechas. Aprendiendo de tus lecciones. ¿Cuál lecciones? No muchas y no todas las que uno espera de su mayor, pero si las necesarias para sabes que todas las heridas que nos causamos, nos hicieron más fuerte.  Porque a falta de madre que venga a ponernos las curitas, solitos aprendimos a reponernos del dolor. Y eso, no a muchos se les enseña hermana mía. 

Por eso estas de madre, y aunque antes no podría sonar nada más tenebroso el hecho de que tú te reproducieras, mira como Dios así de cruel, también es bondadoso: no sólo nos mando una, que ya empieza a parecerte a ti, sólo que con más dulzura. Si no que también envió otros dos que reconozco mucho de ellos en mí ¡te la están haciendo difícil flaca! He visto como te hacen sufrir. He visto tu desesperación y sin querer, he sonreído. No te enfades. Todo tiene una explicación. Es una dulce venganza. Pero para eso también te tienes a ti. Esa curiosa sabiduría que tienes bien guardada es sólo para privilegiados. La crianza a la antigua es una especie en extinción que felizmente esta a salvo en tus manos: "¡El come o te vas al corral de los patos!", "!el haz la tarea o te cae tu lapo!", "¡el parate del suelo que tú no lavas carajo!"; tiene para rato.  

Y ahora que hay amor en lugar de tregua, paz en vez de guerra; déjame decirte algo que estoy seguro no sabes: Siempre te he admirado en silencio. Siempre te he querido a escondidas. ¿No se nota? Estudie lo mismo que tú sólo para comprobar que también yo podía hacer lo que tú hacías, ¿y qué pasó? Obviamente no tuve tanto éxito. Porque tu siempre tuviste más coraje. Y porque una vez que quizás ya te has olvidado, me defendiste como leona y ese día, después de tanto desconcierto, te quise. Y entendí que nuestro lío era sólo armado. Parte de un libreto que nadie escribió. Donde eramos protagonistas los dos. Yo actuando debajo de tu mando. ¿Y tú? Pues nada, siendo naturalmente lo que eres. La loca de la casa. La número 2 de la lista, mi versión mejor. Eternamente, mi hermana mayor. 

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