1.- Sonríe. Como un idiotón, así no tengas un buen motivo para hacerlo. Así estés hasta las patas, ríe. Es fácil, todo se trata de un ágil movimiento entre labios y mejillas. Además, es más sencillo fingir felicidad que tristeza. Piensa: ¿A quién no le desespera ver un idiota feliz?.
2.- Sé gentil. Si te encuentras con ese ser amado que ya no amas o que ya no te ama, digamos, en la filaza matutina del expreso N°4 del metropolitano, saluda con respeto y cierta emoción. Cede tu lugar aunque estés primero, a punto de ingresar y conseguir un asiento. Así la toda la muchedumbre de atrás te silbe, te mande al fondo por amable y vayas a llegar tarde a la chamba; no pierdas la compostura y recuerda ser gentil.
3.- Escucha. Guarda silencio y no digas nada. La gente tiende a hablar. Muy poca se dedica a escuchar. Por más que te estén contando cosas increíbles, manten la boca cerrada. Así te diga que todo le va de maravillas, que le aumentaron el sueldo, que se quito de viaje, que se acostó con seis, no digas una sola palabra. Los silencios siempre dicen más.
4.- Habla. Pero no digas las mismas frases probables. Todo esta bien. El trabajo, duro como siempre. Si, estoy viendo a alguien. ¡No! No seas monse. Aprovecha la ocasión, quizá no la vuelves a ver y metele floro. Sacale su nuevo número. Pídele que te agregue al face otra vez. Sacale plan en un instante, logra el cometido y escapa cuanto antes. Nadie comete un error tres veces.
5.- Jode. La ves con tu inmediato reemplazo y si por cuestiones del azar y de gustos, esta peor que tú; acercate con total frescura y jode. Has que pase un mal rato. Que se sonroje. Por ejemplo, puedes preguntar: ¿Qué te ha pasado, estas mal? Sigues viniendo por acá, era nuestro lugar favorito ¿recuerdas? Y puedes irte con un ¡Ah! ¿El es tu amigo gay del que me hablablas la semana pasada por fono? y estirando la mano, no te olvides de la amabilidad y del Mucho gusto, yo soy su ex.
6.- Miente. Sin escrúpulos, alardea de tu presente y el porvenir que te espera en ese nuevo empleo ficticio que no tienes. Cuentale de tu viaje imaginario al Caribe y del auto nuevo que guardas en casa porque aún esta sin placa. Hablale de tu nueva conquista y su increíble parecido con Britney Spears. No te vayas a olvidar de mencionar que ya no vives en el mismo lugar porque te mudaste a una jatazo en La Molina.
7.- Sacala a bailar. Si la encuentras en un tono o en el mismo bar que frecuentaban, no pierdas tiempo y sacala a la pista de baile aunque no quiera, aunque no bailabas ni una pieza cuando andaban de pareja. Sé el rey de la fiesta y muevete freneticamente, sobate muy de cerca si es necesario. Sorprendela tirándote un paso. Que entienda que ahora eres una máquina de diversión y de lo que se ha perdido.
8.- Actúa. Si están en la misma reunión porque aún mantienen una amistad en común que por descuido se te olvido eliminar y ya no hay escapatoria, finge que conoces a todo el mundo. Habla fuerte y extendiendo los brazos como si dijeras algo realmente importante aunque estas diciendo cualquier tontería. Cuenta un chiste de salón. Coquetea con su mejor amiga o mejor aún, con su peor enemiga. Aquí puedes incluir los pasos del 1 al 4 para salir bien librado. De lo contrario emplea el punto 5 y mete terror.
9.- Hazte el webón. Así de simple. Porque te llega saludar a la gente o porque ya no quieres saber nada de esa persona que antes te movía el piso. Acelera el paso y pierdete. Abre el trome a toda página para que te cubra la cara y mira a la malcriada del día mientras pasas a su costado. Si es inevitable el contacto, corre como a quien se le pasa la 73 en hora punta. Saca el celular y has la finta que hablas con alguien aunque no te llame nadie. Pon la mirada perdida, vista al infinito y si te vi, no me acuerdo. La indiferencia hiere más que el olvido.
10.- Disculpate.... Disculpa, ¿Cómo decías que te llamabas?...
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